Mi amigo estadounidense Vlad McMillin me escribió ayer que su padre, James, se murió en Moscú. Tenía 92 años.
El joven Jimmy trabajaba como criptógrafo en la embajada de EE.UU. en Moscú y desertó a la Unión Soviética en 1948 debido a una aventura con una chica rusa y entregó mucha información importante a las autoridades soviéticas.
Dijeron que la chica, cuyo nombre era Galina, trabajaba como agente del servicio secreto KGB. Quizás sí, quizás no, pero los dos se casaron y Vlad es su hijo.
La pareja habían vivido junta hasta que la mamá de Vlad falleció en 1997.
“Mi papá fue un gran hombre y estoy muy orgulloso de él,” dijo Vlad.
La ironía del destino es que Vlad desertó a los Estados Unidos hace veinte años con su segunda esposa Larisa y hijo Alexander.
Cuando Vlad visita Moscú siempre nos juntamos para tomar un poco de cerveza o tequila…