Las paredes cubiertas de grafiti están por todos lados en la capital rusa. Eso no es algo inusual y Moscú no es diferente a este respecto de otras ciudades del mundo.
Algunas pintadas parecen más profesionales que otras y pueden tener los mensajes sociales o políticos.
También hay murales por los artistas jóvenes de la calle que tienen ganas de decorar sus patios o lugares donde se puede quedarse y haraganear sin la supervisión de los adultos.
Lo que me gusta más es disfrutar de las esculturas primitivas que aparecen en algunos vecindarios.
No son perfectas ni duran mucho tiempo, estas esculturas, pero evocan los recuerdos de algunos cuentos de hadas que escuchábamos cuando eran niños.
Algunas son estúpidas, pero todas son ingenuas y suaves.