En muchos países hay cuentos de hadas, donde un sapo o una rana se convierte en un príncipe o una princesa después de un besito. Hay varias opciones de estos cuentos, con o sin los anfibios.
Es un hecho confirmado por la ciencia que el impacte de los cuentos sigue hasta la edad adulta, afectando nuestras vidas y nuestras decisiones.
Un día, un hombre estaba paseando por el bosque y de repente encontró a una viejita vestida en harapos. La mujer le dijo que en realidad era una princesa jovencita que fue convertida por el hada mala en lo que se veía ahora. El hombre era muy bueno y, por supuesto, le preguntó a ella en que él pudiera ayudarla.
La viejita dijo que el mal hechizo desaparecería si ella pudiera coger a un hombre más joven. Inspirado por estas palabras, nuestro héroe folló a la abuelita con mucho gusto en anticipación de verla convertirse en princesita.
Pues, al levantarse del suelo, el hombre le preguntó a la mujer que parecía muy satisfecha de cuanto tiempo se debe esperar el resultado muy anticipado.
-¿Cuántos años tienes?, -le preguntó la vieja a nuestro buen samaritano.
-Tengo cuarenta años, -él respondió.
-¿Cuarenta? ¡¿Y todavía crees en cuentos de hadas?!, -la zorra exclamó.
Aquí están unas bromas sobre el tema…