Quiero compartir con ustedes la historia de una hermosa mujer llamada María.
Vivía en un pequeño pueblo, donde su belleza era admirada por todos. Un día, un noble caballero llegó al pueblo y quedó cautivado por María. Se enamoraron y pronto se casaron. Tuvieron dos hijos y parecían ser una familia feliz.
Sin embargo, con el tiempo, el caballero comenzó a alejarse de María, dedicando su atención a otras mujeres. María, consumida por los celos y la tristeza, cayó en una profunda desesperación. Una noche, en un arranque de locura y dolor, llevó a sus hijos a la orilla de un río y, en un acto inconcebible, los ahogó.
Instantáneamente arrepentida por lo que había hecho, María comenzó a llorar desconsoladamente y, en su desesperación, se arrojó al río, ahogándose también. Desde entonces, su espíritu no ha encontrado descanso.
La leyenda dice que el fantasma de María, conocida como La Llorona, vaga por las orillas de los ríos, llorando y buscando a sus hijos perdidos.
La historia de La Llorona ha sido un tema recurrente en la literatura, el cine y la música, convirtiéndose en una parte integral del folclore latinoamericano y en una advertencia atemporal sobre los peligros de la desesperación y los celos.