Cuando empecé a estudiar español pensaba que el idioma es fácil y es así: tiene una pronunciación fonética consistente, es decir, las palabras se pronuncian como se escriben.
Además, el español tiene una estructura gramatical relativamente regular y un vocabulario amplio pero comprensible, con muchas palabras similares a otros idiomas romances.
Sin embargo, en un rato, es decir, unos años después, he entendido que el español también es difícil por sus numerosos tiempos verbales y conjugaciones. La gramática incluye excepciones y reglas que no siempre son intuitivas. Además, el uso de los artículos y el género de las palabras puede ser confuso para los hablantes de otros idiomas.